con el Maestro y absorbemos sus cualidades y bendiciones particulares, así mismo si meditamos en nuestra Divina Presencia estaremos atrayendo Su Luz, Su Paz incorporando Su Perfección en Su templo humano.
La meditación requiere silencio externo e interno, quietud interna y externa, concentración para sostener el rayo de la atención en el objetivo de nuestra meditación y su práctica redundará en mentes más claras, ordenadas, abiertas e iluminadas; sentimientos más serenos, calmados, esto se reflejara en nuestros movimientos más armoniosos y aprenderemos a sostener el canal abierto a través del cual pueda fluir sin obstrucción la guía de lo superior, evitándonos el cometer nuevos errores. Es un camino muy directo hacia el auto-control.
La falta de meditación es realmente un freno en la evolución de los chelas, ya que debe siempre acompañar a la acción en forma equilibrada.
Si meditamos en todo lo que es Luz, atraemos esa Luz a nuestras vidas y mundos; de igual forma si meditamos en los tan llamados problemas estamos permitiendo que crezcan y el sentido común nos dirá que es lo que nos conviene hacer.
Meditar no es pedir, orar o demandar, es abrirse a recibir, es soltar lo humano en busca de lo Divino, es buscar el contacto con Dios y Sus mensajeros, es abrir la copa de la conciencia para que sea llenada con lo que lo humano necesite para caminar